jueves, 4 de diciembre de 2008

"Desaparecidos"

Realmente, buscaba un título para esta entrada. Y aquí lo tenemos, una película para olvidar rodada en el 2000. Es curioso, pero la película no tiene nada que ver sobre lo que quiero hablar, pero las palabras crean realidades y he aquí una de ellas. Hace dos días, momento en el que debería haberme levantado del sofá y realizar este escrito, estaba viendo una de mis series favoritas, aunque más que repetidos sus capítulos. De hecho, gracias a esa noche, entendí por qué es importante repetir capítulos de serie o releer con el tiempo los libros que una vez leístes. Bueno a lo que íbamos. La serie en cuestión era "Anatomia de Grey" y el momento que me hizo despertar del letargo fue el siguiente: "Raquel una de las residentes, está cambiándose en los vestuarios cuando llega el doctor con el que está medio saliendo y que en ese capítulo le había dado la llave de su piso. Él le dice que está harto de esperar y que espera que ella haga algo, que la relación no sólo puede tirar de uno. Ella lo mira, como si no entendiera nada y le pregunta sobre la aseveridad de sus palabras y del hecho de darle su tiempo. Él le contesta que sólo no puede tirar de la relación, ya que así DESAPARECERÍA". He aquí la palabra dentro de la frase. Ese capítulo lo había visto varias veces, pero creo que jamás vi tan clara esta frase como ese día. El amor nos hace desaparecer, nos hace no ser nosotros mismos y convertirnos en alguien que no somos. Si somos honestos, esta frase, nos debería despertar y demostrarnos que si queremos a alguien es por lo que somos, no por los que nos convertimos, porqué al existir un cambio, una transformación, por pequeña que sea, ya no somos nosotros, ya somos otros. En definitiva, hemos desaparecido. Y he aquí, la relación con la película en cuestión, donde todo el mundo desaparece. Todos tendemos a transformarnos cuando estamos enamorados, cuando perseguimos algo, un deseo, un anhelo. No nos damos cuenta que existen momentos, en que ya no somos nosotros, sino la sombra de un recuerdo, una foto en sepia o un simple garabato del carbón antes de empezar un autoretrato. Simplemente, ya no estamos, ya somos otros, ya hemos desaparecido y con ese hecho vagamos, caminamos por el amor, hasta que volvemos a aparecer y, entonces, ¿qué puede ocurrir? ¿qué sucede? Muchas cosas y variadas posibilidades, lo que es seguro es que en el momento de haber desaparecido, hemos vivido y, eso es lo importante.

1 comentario:

Alfredo Ruiz Sánchez dijo...

Cuando nos enamoramos es posible que nos atontemos y aceptemos o hagamos cosas que jamás hubiéramos hecho en otras circunstancias. Pero este estado de agilipollardamiento no debe ser el que domine la situación y hay que hacer que la razón entre otra vez en juego, procurando mantener el equilibrio entre la magia-enchochamiento y la cordura-sentido común.

Yo tengo la teoría de que el amor o enamoramiento es una semilla que se nos da. Si nos la comemos difrutándola a tope, nos quedaremos sin nada y llegará el momento en que la magia acabará y habrá que dar nuestro amor y nuestra relación por acabada.

Si por el contrario sacrificamos un poco de magia a cambio de plantar la semilla, con paciencia podremos disfrutar de frutos de la pasión durante mucho más tiempo. No es una garantía porque siempre aparecen enfermedades, pero sí da más seguridad a largo plazo. Con ésto conseguimos mantener la pasión, el amor o como lo queramos llamar, pero sin sacrificar ser nosotr@s mism@s. Como he dicho, el amor nos hace ser otros que no somos, durante un rato. La razón en dosis moderadas, creo yo, consigue que mantengamos el equilibrio y podamos seguir enamorados de alguien aún pasando 8 años, o más.

Pero es fundamental guardar el equilibrio entre lo que somos y lo que nuestra pareja espera que seamos. Siempre con respeto y diálogo. Si nos perdemos a nosotros mismos, lo perderemos todo y DESAPARECEREMOS.