martes, 4 de noviembre de 2008

"Cosas que nunca te dije"

Ayer, después del trabajo, ví la televisión. Hasta aquí todo normal. Es uno de mis ritos para olvidar (o recordar) el día y entrar en el sueño. luces apagadas, estirado en el sofá, mi compañera durmiendo. Todo igual que siempre, excepto lo que ví. Normalmente, y debido, a las horas en las que llego, prefiero hacer un poco de zapping, para así poder escoger mejor lo poco que veo la "caja tonta" y me quedé parado en un documental del canal 33, sobre "Vukovar". Si alguien no sabe que es o que paso en Vukovar, que vaya mirando enciclopedias o la wikipedia o que se nutra de libros de la historia más reciente de Europa. Vukovar fue (y digo fue, porqué queda muy poco de lo que era), una ciudad yugoslava en 1990. Un año después sería croata, aunque durante ese año, los serbios de Milosevic, se encargarían de borrarla del mapa para convertirla, en la primera base de la grande Serbia y uno de los primeros lugares donde volvieron el horror y los recuerdos de la IIª guerra mundial, con fosas comunes y éxodo masivo de los habitantes de otras etnias. El documental era francés y recuperaba, con entrevistas de la época y de la actualidad, la toma y derrota de Vukovar, de sus habitantes y de la humanidad. Sí, digo de la humanidad, porqué en aquel lugar, la palabra humanidad desapareció del mapa, como si nunca hubiera existido y lo peor de todo es que las personas que salían, sobretodo, en el lado serbio, aún justificaban lo que ocurrió allí. Millones de desplazados, por no ser serbios, cuando hacia unos meses habían convivido juntos durante décadas. Ciento de miles de personas muertas o asesinadas por el ideal de unos pocos y la mentira, hecha realidad mediante los medios de comunicación, engañando a la población, engañando a las ONGs que estaban allí y engañando un ideal, el de la convivencia y el repseto a la vida de las personas, al otro, que Tito había intentado construir y que ahora se veía completamente debilitado, todo gracias a la caida de los muros, en este caso el de Berlín. Como Vukovar, hay y han existido muchos lugares en el mundo, lo triste es que nosostros nos llamamos humanos y, que al fin de cuentas, la muerte del otro, el afan de conquista o como se quiera llamar ahora, no es una necesidad humana, como lo fue en la prehistoria, es un divertimento creado por el ser humano, para dar rienda suelta a su violencia, a su fuero interno. Nos divertimos con la muerte y con la guerra y, eso nos hace llamarnos humanos. ¡Y una leche! (por no decir otra palabra más fea, y más parecida a la defecación). Varios son los momentos que recuerdo del reportaje:
- Un voluntario francés, alistado a la causa croata, desaparecido, encerrado junto con otros croatas en el hospital (o matadero) de Vukovar, con la cara desencajada, lleno de miedo y acceptando su estúpida derrota (así mismo lo dice él).
- Un grupo de paramilitares serbios, que se divierten y ríen después de un ataque, alegres con su victoria, orgullosos de la matanza de sus hasta hacía pocos meses (y recuerdo meses), sus vecinos.
- El general de las tropas federales serbias en Vukovar, hablando con los medios de comunicación, diciendo que "ellos habían sido el primer ejército que se había preocupado por cuidar a los heridos del enemigo y los habían llevado al hospital (matadero)". Encima se enorgullecía de ello, diciendo que eso jamás se había visto.
- Una pareja de serbios que explicaban como hacían las diferencias entre serbios y croatas, a los primeros los dejaban volver a la ciudad y a los segundos, dependían de si tenían dinero. Si lo tenían hacian la vista gorda y pasaban la puerta, si no lo tenían se quedaban allí, para ser deportados o transportados a otro lugar, alejados de su casa y de sus vecinos.
- Un cadaver con el rostro desencajado, que no era la primera vez que veía, con sus ojos llenos de horror y sus huesos desencajados. ¡Horrible!
- Y. por último, aunque habría que decir más cosas, los números, las fechas de los nacimientos y las muertes, las edades, .... Todo demasiado joven, todo demasiado reciente.
Cuando acabó el documental, me ví llorando (y no es frase hecha) y evocando varias cosas: una el viaje a Bosnia con el Bitxo en 1996, otra el Fotolog de un amigo denominado "Plegarias atendidas" y otra, recordando el título que encabeza esta entrada. De ahí, el nombre y de ahí todas estas palabras.

1 comentario:

Alfredo Ruiz Sánchez dijo...

Cuando recuerdo lo que pasó en la guerra de Yugoslavia, en Croacia y sobre todo en Bosnia, vuelvo a darme cuenta de en qué mierda de mundo estamos y de las barbaridades que se pueden llegar a ver. Me acuerdo tambien del viaje a Bosnia (que creo que fue en el 97, no en el 96) y de lo que apenas nos contaban los chavales que allí conocimos. Un silencia y unas ausencias que a veces interrumpían de golpe todo lo que estuviéramos haciendo, conversaciones, actividades... No fue para menos.

Sigo teniendo miedo de que a nosotros nos toque vivir algo así. Creo que estamos demasiado tranquilos y aunqu espero que la tranquilidad sea ya para siempre, me queda el desasosiego que me crea el pensar que ninguno estamos a salvo de caer en la barbarie, ni como víctimas ni como verdugos. ¿Quien les iba a decir a algunos que un día llegarían a matar al vecino de enfrente?

Miraré a ver si encuentro este documental. ¿Te acuerdas de en qué canal fue?