lunes, 10 de noviembre de 2008

"Where the truth lies"

Esta película es del 2005 y ayer me vino a la cabeza. Todo empieza cuando observas la vida y las personas que te rodean, cuando ves que todos se pasan la pelota de unos a otros, cuando ves que nadie la coge y la vida se convierte en un simple juego, donde el azar será quien decida donde o con quién se queda la pelota. Es curioso como nosotros mismos nos negamos la posibilidad de elección de la mayoría de nuestras acciones y dejamos que el mundo decida por nosotros. Hay otros que no, que toman las riendas de sus acciones y las asumen hasta el final, sin dejar que el azar ocupe parte de su vida. Son las que menos, ya que tarde o temprano, dejamos la acción en manos de lo invisible, de lo inesperado, de aquello que creemos que no depende de nosotros. En la vida real, ayer fue un pinchazo en una rueda, otro día será unos papeles no entregados, en otros momentos será la simplicidad de un trabajo bien hecho y, en algunas, las que menos, aunque cada vez hay más, un robo o un asesinato. En esto último me gustaría quedarme. Esta semana como muchas otras semanas, escuchamos, vemos, nos cuentan, toda una retahila de asesinatos y violaciones que nos dejan apabullados, sin palabras. Ya no sólo en España, sino fuera de ella y en el mundo. Son muertes, las que explico, que no nos hace sentirnos culpables (de hecho son otros, y la pelota cae en su mano). Hay otros asesinatos que nosotros olvidamos, que no queremos recordar y si lo recordamos, lo hacemos desde la solidaridad y la beneficiencia. Pero aquí, también pasamos la pelota a otros ("Yo ayudo y como ayudo, ya he hecho algo, ya no soy culpable de ese mal, ya no colaboro, yo soy solidario y pongo lo poco que tengo en ayudar a que no se expanda ese mal"). Así, somos, queramos o no, nos vamos pasando pelotas, sin quedárnosla. Y luego está la ficción (por ficción, señalo documentales o reportajes que puedes ver en la televisión y que se ven forzados, pocos reales, aunque intenten serlo). La pregunta base sería, ¿Reconocemos aquello que hacemos o somos? ¿Diferenciamos la verdad objetiva de nuestra verdad? Nos han dicho que la verdad es relativa, hasta aquí nada nuevo que no supiéramos, pero, ¿es posible que al relativizar tanto la verdad, descubramos que nuestra verdad es una falsa?
Ayer viendo un documental sobre la vida en las cárceles, observé una entrevista de un psicólogo a un preso, detenido por agresión sexual y violación. Lo que me llamó la atención, es como el preso daba vueltas sobre el tema de la agresión para no reconocer lo que había hecho. Como justificaba la acción a las drogas (de hecho casi todos los entrevistados lo hicieron), como explicaba que no era él mismo, pero que la culpable de todo era ella. Y, sin embargo, lo negaba. Luego vería una película sobre el secuestro a una mujer y él diría que a veces se había sentido así (es decir como el secuestrador), dominador del otro. Y, sin embargo, la pelota jugaba en otro campo, nunca en el suyo. ¿Por qué? Porqué la "verdad miente" (o duele).
P.D: Otro día hablaré del amor epistolar en las cárceles.
P.D2: Por cierto, el documental bien, aunque demasiado facil y con eso quiero decir que se notaba un poco preparado. No había demasiada verdad o si la había, era relativa y la pelota seguía votando fuera del tema central, detrás de las paredes que la rodeaban.

2 comentarios:

Alfredo Ruiz Sánchez dijo...

"("Yo ayudo y como ayudo, ya he hecho algo, ya no soy culpable de ese mal, ya no colaboro, yo soy solidario y pongo lo poco que tengo en ayudar a que no se expanda ese mal")"

Reencomillo lo encomillado.

Pues resulta que yo hago mía esa frase y me explico: Yo creo que ayudo, que colaboro, no en que el mundo sea un lugar maravilloso porque es algo imposible, pero sí en que el mundo de alguien sea un poquito mejor (no un poco más maravilloso porque sería de utopìa cursi). Con el trabajo en el omnia creo que ayudé a que la vida de muchas personas fuera un poco más llevadera. Es verdad que no estoy haciendo nada para que los niños pobres no pasen hambre, ni para que Bush sea menos idiota, ni para que la guerra pare en el mundo, pero creo que he puesto una mini-micro semilla para que algún día nazca un brote que expanda la paz en el mundo.

De acuerdo que muchos se quedan mirando la tele diciendo "pobrecitos" y siguen comiéndose su yogur endulcorado 0% graso, pero dado que mi capacidad de mejorar el mundo mundial es más bien escasa, prefiero centrarme en los pequeños mundos. Yo soy solidario y pongo lo poco que tengo (mi esfuerzo y mi persona) en ayudar...

Claro que si con la frase te refería a poner dinero, entonces estoy absolutamente de acuerdo contigo.

He dicho.

Alfredo Ruiz Sánchez dijo...

Ah, por cierto, ahora estoy trabajando en una asociación de inmigrantes, y creo que mi pequeña aportación puede ser positiva para un mundo (futuro, muy futuro) mejor.

Salud.